Tabasco y México bajo el narco-gobierno: Adán Augusto y Morena, responsables del caos
Adán Augusto López y Morena son señalados por permitir que el crimen organizado opere con impunidad en Tabasco y otras regiones. La estrategia de “abrazos y no balazos” fracasa, dejando inseguridad, extorsión y tomas clandestinas sin freno.
9/29/20252 min read


Ciudad de México — Mientras la ciudadanía exige seguridad y justicia, el país sigue siendo testigo de un fenómeno alarmante: un verdadero narcogobierno operando desde los más altos niveles de Morena. Los cárteles avanzan sin obstáculos, florecen las extorsiones y el robo de combustible crece a la vista de todos, mientras la administración federal se limita a discursos vacíos y excusas. La sombra de la complicidad se cierne sobre exfuncionarios de alto nivel, especialmente sobre Adán Augusto López, exsecretario de Gobernación y figura clave del partido en Tabasco, cuya tierra natal se ha convertido en un punto neurálgico del crimen organizado.
Investigaciones periodísticas y denuncias de organismos civiles revelan un panorama preocupante: flujos de recursos sospechosos, crecimiento de bandas huachicoleras y operaciones criminales que se mueven con total impunidad. Todo ello bajo la mirada de exfuncionarios que, según críticos y legisladores de oposición, no solo permitieron la consolidación de estas organizaciones, sino que habrían tejido redes de protección política que hoy garantizan su impunidad. Tabasco se convierte así en un ejemplo escalofriante de cómo Morena ha dejado que el crimen organizado gobierne desde la sombra, con Adán Augusto como figura central de este entramado.
Mientras tanto, los datos oficiales contradicen la narrativa oficial de combate a la delincuencia: asesinatos, secuestros, extorsiones y tomas clandestinas de combustible siguen en aumento, dejando claro que la estrategia de abrazos y no balazos ha sido un rotundo fracaso. La percepción ciudadana es que el gobierno de Morena no solo es incapaz de controlar la violencia, sino que alimentó y protegió a las organizaciones criminales que hoy operan con total libertad.
Foros internacionales y agencias extranjeras observan con preocupación cómo un gobierno que prometió honestidad y paz ha sido señalado como el responsable de permitir la consolidación de cárteles, consolidando un escenario de terror y corrupción. Cada toma clandestina, cada ataque armado y cada extorsión deja un saldo de miedo, sangre y pérdidas económicas, mientras el exsecretario Adán Augusto y su partido miran hacia otro lado.
Hoy, México enfrenta las consecuencias de un gobierno que, según sus críticos más severos, abrió las puertas a la narcopolítica, convirtiéndose en cómplice de los grupos criminales. La Cuarta Transformación prometió limpieza y justicia, pero lo que entregó fue un país vulnerable y abandonado, con territorios en manos del crimen y un poder político más interesado en proteger a sus aliados que en defender al pueblo. La responsabilidad de Morena y de Adán Augusto es innegable: el narco-gobierno que hoy gobierna Tabasco y México no es un mito, sino una cruda realidad que hiere a toda la nación.