Sheinbaum y su silencio cómplice: la traición a Gabriela Jiménez para proteger a Cuauhtémoc Blanco

3/30/20253 min read

La votación para mantener el fuero de Cuauhtémoc Blanco, acusado de intento de violación por su media hermana, dejó al descubierto una de las fracturas más profundas dentro de Morena y la impunidad que la 4T está dispuesta a garantizarle a los suyos. Entre presiones, amenazas y pactos oscuros, el oficialismo cerró filas en torno al exfutbolista, y quien terminó pagando el costo fue Gabriela Jiménez, la diputada que desafió a la cúpula morenista y terminó siendo aplastada.

Lo más revelador del episodio no fue solo la traición interna, sino el silencio absoluto de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien no movió un dedo para proteger a una de sus más cercanas operadoras políticas y financieras. Jiménez, que fue clave en las estructuras de campaña de Sheinbaum, quedó a la deriva ante las presiones del coordinador parlamentario Ricardo Monreal y del diputado Pedro Haces, que la acorralaron hasta doblegarla.

De operadora clave de Sheinbaum a chivo expiatorio de Morena

Gabriela Jiménez no es una diputada cualquiera dentro del partido gobernante. Cercana a Sheinbaum, su papel en la campaña presidencial fue fundamental, tanto en la construcción de la narrativa oficialista como en el financiamiento de estructuras de apoyo. Sin embargo, cuando intentó resistir la orden de blindar a Blanco, se convirtió en el blanco de amenazas y represalias de sus propios compañeros.

Durante la votación en el Congreso, Pedro Haces se le acercó para advertirle que no solo perdería su vicecoordinación en la bancada, sino que la expulsarían de Morena si no cambiaba su voto. En la escena, Monreal observaba en silencio, pero con un gesto que dejaba claro que Jiménez estaba sola. Y lo estaba. Ni Sheinbaum ni su equipo intervinieron para frenar las presiones en su contra.

Finalmente, Jiménez cedió. Entre burlas y presiones, optó por la abstención en lugar de votar en contra de mantener el fuero de Blanco. Pero el golpe ya estaba dado. Cuando salió del pleno, entre lágrimas, sus propios compañeros le gritaban “¡Ya te vas!”, en un claro mensaje de que su lealtad a Sheinbaum no significaba nada frente a los pactos políticos del oficialismo.

Sheinbaum y su apuesta por la impunidad

El blindaje a Blanco no fue una decisión espontánea ni un error político. Desde el Gobierno federal, la orden fue clara: evitar un escándalo que golpeara la imagen de Morena y su narrativa de “no mentir, no robar y no traicionar”. Para ello, la estrategia fue redirigir el tema a la Fiscalía de Morelos, bajo el argumento de que el desafuero no era necesario para que el exgobernador enfrentara la justicia.

El mensaje de Sheinbaum y su equipo fue contundente: Blanco es más útil impune que procesado. Y si eso significaba sacrificar a Jiménez y a un bloque de diputadas que intentaron oponerse, era un costo que estaban dispuestos a pagar.

No es la primera vez que Sheinbaum cierra los ojos ante acusaciones de violencia de género cuando se trata de aliados políticos. Lo hizo con Félix Salgado Macedonio en Guerrero y ahora lo repite con Cuauhtémoc Blanco. En ambos casos, el discurso feminista del oficialismo quedó en evidencia como una farsa conveniente.

El costo de desafiar al poder en Morena

El episodio dejó claro que dentro de la bancada morenista, la rebeldía se paga caro, sobre todo si viene de las mujeres. Legisladoras como María Teresa Ealy y Meggie Salgado han denunciado que fueron obligadas a votar a mano alzada para exhibir a quienes estaban en contra del dictamen, lo que facilitó la persecución política en su contra.

Para Jiménez, el costo ha sido mayor. De ser una de las figuras más influyentes en el Congreso y dentro del círculo de Sheinbaum, ahora enfrenta el riesgo de ser expulsada de su partido y silenciada por la misma estructura que ayudó a construir.

Sheinbaum, por su parte, sigue guardando silencio. Mientras su gobierno habla de erradicar la violencia de género y proteger a las mujeres, su partido y sus operadores han dejado claro que, en Morena, la lealtad al poder está por encima de la justicia. Y si alguien tiene que ser aplastado en el camino, que así sea.