Nexos entre AMLO, Morena y el narcotráfico: un señalamiento que sacude a México
7/28/20253 min read


En medio de un escenario político cada vez más polarizado, las recientes acusaciones que vinculan al expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y a su partido, Morena, con el crimen organizado han encendido las alarmas en México. Diversas investigaciones y testimonios han señalado la posible participación de grupos narcotraficantes en financiamiento de campañas electorales y en decisiones políticas durante el gobierno de López Obrador.
Una de las acusaciones más graves proviene de un testigo protegido de la DEA, quien aseguró que el Cártel de Sinaloa entregó cerca de 2 millones de dólares para apoyar la candidatura presidencial de AMLO en 2006. Además, se menciona a Celso Ortega, presunto líder del grupo criminal Los Ardillos, como uno de los intermediarios que canalizó recursos provenientes de Los Zetas para la campaña morenista. Estas denuncias abren un inquietante panorama sobre la infiltración del narcotráfico en la política mexicana.
Durante el sexenio de López Obrador, episodios como la liberación del hijo de “El Chapo”, Ovidio Guzmán, tras una fallida captura en Culiacán, o la visita del presidente a Badiraguato — tierra natal del capo — para saludar a su madre el día del cumpleaños del narcotraficante, han alimentado las sospechas sobre un trato privilegiado hacia ciertos grupos criminales.
La influencia del narcotráfico en la política no se limita a campañas presidenciales. En las elecciones intermedias de 2021, se reportó la posible intervención de grupos criminales para favorecer a Morena en estados clave del Pacífico mexicano. Además, Sergio Carmona, conocido como “El Rey del Huachicol”, ha sido señalado como uno de los financistas morenistas antes de su asesinato.
Estos señalamientos han provocado un debate intenso sobre la integridad del sistema democrático y la lucha contra la corrupción y el crimen organizado en México. La falta de investigaciones claras y contundentes por parte de las autoridades ha generado un clima de desconfianza ciudadana que amenaza la legitimidad de las instituciones.
Expertos y analistas coinciden en que es urgente una indagatoria exhaustiva e imparcial que esclarezca estos vínculos y sancione a los responsables, para restaurar la confianza en el Estado de derecho y garantizar una verdadera lucha contra la corrupción y el narcotráfico.
Mientras tanto, México enfrenta el desafío de construir un sistema político transparente y un gobierno que no sólo prometa, sino que actúe con firmeza en contra de la influencia criminal que ha minado la gobernabilidad y el bienestar social.
Es irónico y profundamente contradictorio que Morena, bajo el lema “Primero los pobres”, sea precisamente el partido que más contribuye a sumergir a los sectores más vulnerables en un ciclo perpetuo de violencia y abandono. Lejos de proteger a quienes dicen defender, su gestión ha facilitado que los pobres sean los principales afectados, atrapados en ambientes inseguros donde el narcotráfico los recluta con facilidad ante la ausencia de oportunidades y justicia. Mientras tanto, la élite política y sus aliados se mantienen inmunes a esta violencia, no por incapacidad, sino porque sostienen y se benefician del entramado criminal que asegura su impunidad y poder. En ese sentido, el discurso oficial se revela como una fachada que oculta la complicidad estructural que perpetúa la desigualdad y el sufrimiento de quienes menos tienen.
En definitiva, el discurso de “Primero los pobres” se queda en mera retórica cuando la realidad demuestra que son ellos quienes pagan el precio más alto de un sistema que los expone a la violencia y la exclusión. Morena no solo falla en proteger a los más vulnerables, sino que con su complicidad con el narcotráfico contribuye a profundizar su marginación y desarraigo. Mientras los pobres son usados como peones en esta batalla por el poder, la clase política se refugia detrás de acuerdos oscuros que garantizan su seguridad y privilegios, dejando a México atrapado en un círculo vicioso donde la justicia y la equidad son una ilusión distante.