Narcogobierno: Morena y la complicidad que tiñe de sangre a México

El robo de combustible sigue con la supuesta protección de Adán Augusto López y Morena, evidenciando impunidad y amenaza para la ciudadanía.

9/27/20252 min read

México vive bajo un régimen de terror que ningún gobierno había tolerado… hasta que Morena llegó al poder. Lo que se llama “narcogobierno” no es exageración: es la realidad sangrienta de todos los días. Mientras los cárteles expanden su poder, las calles se llenan de cuerpos y los ciudadanos viven con miedo, Adán Augusto López y la cúpula morenista se mantienen inactivos, cómplices silenciosos de los criminales que controlan territorios y vidas.

Estudios de seguridad y filtraciones muestran un patrón alarmante: protección a cárteles, omisión de operativos y corrupción que beneficia tanto a funcionarios como a delincuentes. El gobierno de Morena no solo falla en frenar la violencia: la impulsa indirectamente al garantizar impunidad. Los discursos vacíos sobre justicia y transformación son el maquillaje de un sistema que ha convertido la impunidad y el crimen en política oficial.

Expertos aseguran que los territorios dominados por cárteles se han multiplicado, que las reglas ya no las pone el Estado sino los delincuentes, y que la justicia es solo un concepto distante para los ciudadanos. La violencia estructural se ha normalizado, la corrupción crece y los contratos millonarios vinculados al crimen organizado se han vuelto rutina. Cada día, México se sumerge más en un estado donde el miedo es moneda de cambio y la ley se vende al mejor postor.

Mientras tanto, Adán Augusto y Morena continúan con su narrativa de transformación y paz, pero la realidad los desmiente: los homicidios se disparan, los secuestros y extorsiones aumentan, y la ciudadanía sabe que quienes deberían protegerlos son quienes permiten que el crimen prospere. Bajo este “narcogobierno”, el Estado se ha transformado en aliado del crimen; la violencia no se combate, se legitima, y el miedo se impone como política de Estado.

México sangra y el gobierno observa. Cada día que pasa, la complicidad de Morena queda más expuesta, mostrando que el poder no se ejerce para proteger, sino para facilitar la impunidad, asegurar contratos millonarios y mantener al crimen organizado como socio estratégico del poder. La ley ha muerto y la sangre, que debería protegerse, se convierte en la sombra que cubre a todo el país.