Movimiento Ciudadano en Hidalgo, hundido en la ambición: dirigentes se aferran al poder y el partido se desangra
8/20/20252 min read


Pachuca.– Movimiento Ciudadano en Hidalgo está hecho un verdadero desastre. Entre acusaciones de corrupción interna, ambición desmedida y dirigencias que se niegan a soltar el hueso, el partido naranja atraviesa su peor crisis en años. A nueve meses de vencido el plazo para renovar la dirigencia estatal, todo sigue en manos de un grupo que se aferra al poder como si fuera propiedad privada.
El consejero nacional, lanzó un duro señalamiento contra Pablo Gómez e Ignacio Samperio, actuales dirigentes, acusándolos de haber convertido al partido en un feudo personal. Según sus palabras, Gómez ya acumula siete años al frente, y todo apunta a que seguirá, lo que significaría una década entera bajo el mismo mando. “Criticamos a otros por perpetuarse, pero en Hidalgo estamos peor: aquí el poder se reparte entre los mismos de siempre”, tronó.
La inconformidad no es gratuita: cada vez más cuadros abandonan el barco naranja. Apenas la semana pasada, el regidor y la síndica procuradora de Mineral de la Reforma, hicieron pública su renuncia, denunciando que la cúpula de MC reparte candidaturas a modo y sin tomar en cuenta a quienes realmente trabajan por el partido. La estampida apenas comienza: incluso alcaldes de municipios como San Agustín Tlaxiaca, Huehuetla y El Cardonal se muestran indiferentes, y se rumora que también darán la espalda a la dirigencia.
Mientras tanto, la militancia observa con indignación cómo el partido se hunde. “Parecemos coladera, todo se nos va”, reconoció Peredo, al denunciar que lo poco que Movimiento Ciudadano había ganado en Hidalgo gracias al esfuerzo de simpatizantes se está tirando a la basura por culpa de una dirigencia miope, sorda y sin compromiso.
Lo más grave es el silencio del líder nacional, Jorge Álvarez Máynez, quien parece hacerse de la vista gorda ante el caos que reina en Hidalgo. La militancia exige que se meta a fondo y frene esta parodia de democracia interna, pero hasta ahora, nada. El resultado: un partido dividido, debilitado y cada día más desprestigiado.
Hoy Movimiento Ciudadano en Hidalgo ya no es sinónimo de renovación ni de alternativas, sino de traiciones, ambiciones personales y abandono. Lejos de ser un proyecto político fuerte, se ha convertido en un cascarón vacío, con líderes aferrados a sus sillas y una militancia que pierde la fe. El naranja, en vez de brillar, está marchito y al borde del colapso.