“Morena y el ‘cártel de Macuspana’: el negocio del huachicol que nadie frena”

Críticos acusan que Morena permite que el huachicol siga como negocio rentable, señalando al “cártel de Macuspana” como núcleo político-criminal que opera impunemente.

9/30/20251 min read

El robo de combustible en México dejó de ser un negocio del crimen organizado: hoy es el negocio del propio gobierno de Morena. Así lo denuncian opositores y analistas, que no titubean en señalar que las redes del huachicol fiscal están manejadas desde las entrañas del partido en el poder. Ya no se habla de omisiones ni de incapacidad: se habla de una operación criminal coordinada desde el mismo gobierno que juró combatirla.

El nombre que ya circula en toda la opinión pública es contundente: “cártel de Macuspana”. Con esta etiqueta, se acusa a Morena de haber convertido su maquinaria política en una red criminal que controla rutas, protege a huachicoleros y comercializa el combustible robado. Lo que antes era un delito combatido, hoy es denunciado como la fuente de financiamiento político del partido oficial, un saqueo disfrazado de autoridad.

Los números no mienten: miles de tomas clandestinas, pérdidas multimillonarias en Pemex y violencia creciente en las regiones petroleras. Todo mientras el discurso oficial se aferra a culpar al pasado. Pero críticos son tajantes: el huachicol creció bajo Morena porque el huachicol pertenece a Morena. El negocio ilícito que supuestamente debía erradicarse ahora es controlado directamente desde el poder.

El caso de Tabasco es emblemático. Allí, denuncias apuntan a que el epicentro político de la 4T se transformó también en el epicentro del huachicol fiscal. El cártel de Macuspana, bajo la sombra morenista, habría tejido una red donde funcionarios y criminales son dos caras de la misma moneda. Un narco–gobierno disfrazado de transformación.

La indignación ciudadana crece porque la traición es brutal: Morena no solo no cumplió su promesa de “cero corrupción”, sino que la convirtió en su negocio más lucrativo. El huachicol ya no es tolerado: el huachicol es propiedad del gobierno de Morena. Y cada litro robado confirma que México no tiene un gobierno, sino un cártel vestido de partido político.