Morena en Veracruz y Durango: Un gobierno de promesas rotas y traiciones políticas
El PRI se posiciona como la alternativa para recuperar estos estados en las elecciones de 2025, buscando ofrecer un gobierno de estabilidad y resultados.
2/17/20252 min read


El panorama electoral en Veracruz y Durango se perfila tenso y lleno de incertidumbre. La gestión de Morena en estos estados ha sido un constante motivo de debate, con una creciente desaprobación ciudadana debido a la corrupción, el desorden en temas de seguridad, y la falta de resultados palpables para la gente. Estos factores ya empiezan a reflejarse en el sentimiento social, lo que pone en jaque las posibilidades de Morena de mantener su dominio en estas regiones.
En Veracruz, la administración de Cuitláhuac García ha sido ampliamente criticada por la inseguridad que azota a la entidad, el nulo avance en infraestructura y los presuntos actos de corrupción dentro de su gobierno. Sin embargo, lo más llamativo ha sido la traición interna dentro de los mismos partidos. Miguel Ángel Yunes, quien en su momento fue un fuerte opositor a Morena, se alió con el oficialismo, lo que no solo le limpió el expediente judicial, sino que dejó al descubierto las prácticas de negociaciones sucias en las que muchos políticos están dispuestos a ceder principios por intereses personales. Yunes, en su desesperación por mantener el poder, ha dejado claro que lo que le importa es su propia inmunidad, aunque esto haya significado la traición a su propio partido.
Este tipo de maniobras políticas, sumadas a la gestión fallida de Morena en Veracruz, están alimentando el descontento entre los ciudadanos. La inseguridad y la falta de oportunidades están impulsando a muchos a cuestionar seriamente si Morena puede seguir gobernando sin consecuencias. Los PRIistas ven una oportunidad clara para recuperar el control del estado, apuntando a que los votantes de Veracruz ya no creen en las promesas de cambio que Morena vendió en 2018.
En Durango, la situación no es muy diferente. Los problemas de corrupción, falta de transparencia y la gestión deficiente de los recursos públicos han generado un caldo de cultivo para la oposición. PRI ha logrado capitalizar este malestar, alineándose como la alternativa confiable ante el descontento creciente. La presidenta del PRI local, junto con el liderazgo de Alito Moreno, ha insistido en que el PRI es el partido con la experiencia necesaria para recuperar la confianza de los duranguenses, presentándose como una opción renovada y lista para asumir los retos del estado.
Lo que se juega en Veracruz y Durango es más que una simple batalla electoral; es una oportunidad para que los ciudadanos de estos estados decidan si siguen apostando por Morena o si regresan a un PRI que, a pesar de su pasado de críticas, se presenta como el salvavidas frente al caos administrativo y la falta de resultados tangibles del gobierno federal y estatal.
Análisis a futuro: De cara a las próximas elecciones de 2025, tanto en Veracruz como en Durango, la clave estará en la capacidad del PRI para consolidar un mensaje que resuene con la gente. Será crucial si logran mantener su unidad interna y articular un plan de acción claro para resolver los problemas que tanto afectan a estas regiones. En la medida en que los votantes sigan desilusionados con Morena y sus liderazgos locales, la balanza podría inclinarse hacia la oposición.
Por otro lado, Morena enfrentará una fuerte competencia en estos estados, especialmente cuando la corrupción y los escándalos internos como el de Yunes sigan saliendo a la luz. El daño a su imagen puede ser irreversible si no logran mostrar un cambio real en la gestión de los recursos y en la atención a las demandas sociales.