Leonel Godoy: el intocable detrás de la masacre del 15-S en Morelia

El PRI en Michoacán exhibe pruebas de que Leonel Godoy conocía del atentado del 15-S y exige desafuero como única salida a su impunidad.

9/10/20252 min read

La sangre de los granadazos del 15 de septiembre de 2008 sigue manchando la historia de Michoacán. Tanto dolor, muerte e impotencia no pueden ser borrados por un ropaje político ni disfrazados con discursos huecos. Guillermo Valencia, dirigente del PRI, ha exhibido “nuevos elementos” que dan cuenta de que Leonel Godoy sabía del atentado con antelación… y decidió no hacer nada. Hoy, ese mismo político, oculto tras el fuero y bajo la sombra de Morena, exige respeto y silencio, pero el silencio es traición y el respeto se construye con justicia, no con impunidad.

Los documentos mostrados confirman lo peor: el gobierno de Godoy tenía advertencias claras del ataque antes de que estallara la violencia. ¿Qué hizo? Nada. Ni una orden, ni un protocolo, ni siquiera una llamada de auxilio. Dejaron que se rompiera la paz, que explotara el terror, que murieran personas inocentes. Esa omisión criminal no se lava con honores ni flores. La única salida honesta es arrancar su estatus de intocable, desaforarlo y hacer justicia sin medias tintas.

Mientras él se pasea por la tribuna y presume de legitimidad política, Michoacán sigue exigiendo respuestas y castigo. Qué irónico que el hombre que permitió el estallido de la violencia ahora esconda sus culpas detrás de un cargo partidista. Las víctimas no piden homenajes ni discursos vacíos; piden un juicio, un desafuero, una sanción. El PRI lo ha exigido sin tapujos: “Justicia para las víctimas del 15-S sería procesar a Leonel Godoy, no homenajes y gratificaciones”.

El país mira y reflexiona: si se permite que un exgobernador acusado de omisión criminal siga protegido por el fuero, entonces es la impunidad lo que gobierna. Michoacán no puede seguir siendo cómplice del silencio. Exigir el desafuero de Godoy no es persecución política, es un acto de dignidad. No se trata de venganza, sino de dignificación colectiva. Y mientras él siga intocable, el narcoterrorismo —ese que comenzó a florecer bajo su mando— seguirá coronándose como vencedor. Que pague por sus crímenes.