Layda Sansores: la hipócrita del poder que exige respeto mientras insulta, ataca y censura a quien la cuestiona
7/13/20252 min read


La gobernadora de Campeche predica con moral prestada: pide respeto, pero gobierna con insultos, amenazas y represión. Con Morena, quien no aplaude, estorba.
En Campeche, el respeto solo existe si se le rinde a Layda Sansores. Esa es la regla no escrita —pero bien impuesta— de un gobierno que predica tolerancia mientras ejerce autoritarismo. La mandataria estatal, emblema del estilo morenista más prepotente, se ha convertido en la personificación del doble discurso: exige silencio y reverencia, pero responde con ataques y censura a quien se atreve a cuestionarla.
La gobernadora que no tolera la verdad
Layda Sansores se presenta como una mujer de principios, pero su actitud es la de una gobernante de puño cerrado: arremete con insultos desde sus redes sociales, desacredita públicamente a periodistas, burla a ciudadanos inconformes y se burla del dolor ajeno. Todo, mientras se escuda en un falso discurso de respeto y “libertad de expresión”.
“Respétenme”, grita Layda, pero lo hace al tiempo que destroza reputaciones, ataca a medios y persigue a quienes no le siguen el juego. Su gobierno no escucha, no dialoga, imparte órdenes y exige obediencia.
Morena en Campeche: censura, control y culto a la personalidad
Lo que ha construido Morena en el estado no es un gobierno, es un escenario. Una puesta en escena donde solo caben los aplausos, las loas y las alabanzas. Todo aquel que piense diferente, es inmediatamente tildado de traidor, vendido o enemigo del pueblo.
La censura es cotidiana. Las críticas son respondidas con campañas sucias, amenazas veladas y exclusión total de espacios públicos. Nada escapa al ojo controlador del poder. Porque para Layda Sansores, libertad es sinónimo de obediencia.
Campeche se cansa de las palabras huecas
Bajo el gobierno de Sansores, la pobreza no ha bajado, la inseguridad ha crecido, los servicios públicos se han desplomado, y los problemas reales del pueblo siguen ignorados. Pero en lugar de asumir responsabilidades, la gobernadora prefiere gritar, culpar, atacar y censurar.
¿Quién le va a creer a una gobernante que pide respeto con una mano y golpea con la otra? La hipocresía del poder se ha convertido en política oficial. Y Campeche, una vez más, es víctima de un gobierno más preocupado por controlar la narrativa que por cambiar la realidad.
Con Layda y Morena, la transformación es solo discurso… y el desprecio, rutina
La doble cara de Layda Sansores ya no sorprende. Lo que indigna es que, mientras exige trato digno, ella no tiene el más mínimo respeto por la ciudadanía que la sostiene. El pueblo está cansado de las humillaciones, de los desplantes, de las cortinas de humo.
Morena prometió acabar con los privilegios, pero se ha aferrado a ellos. Prometió respeto, pero gobierna con soberbia. Prometió transformación, pero ha dejado ruinas.
En Campeche ya no hay duda: la verdadera falta de respeto viene desde el Palacio de Gobierno.