La esposa de Enríquez habría delatado a Daniela Miruvska por venganza
4/21/20252 min read


Ni la moral, ni la fe, ni siquiera el contexto de Semana Santa lograron detener una aparente vendetta política y personal. Mientras Durango vivía días de recogimiento espiritual, en el Estado de México se ejecutaba un movimiento que podría cambiar el tablero electoral: la detención de Daniela Miruvska, exreina de belleza, excandidata y actual figura pública ligada sentimentalmente al Dr. José Ramón Enríquez.
Aunque las autoridades informaron que fue arrestada por presuntos delitos de robo y despojo, nuevas versiones apuntan a que detrás de esta detención estaría una traición familiar: la esposa de Enríquez habría dado el pitazo que llevó a su captura.
Según fuentes cercanas y versiones que ya circulan en redes sociales y medios locales, la esposa del aspirante a la alcaldía de Durango habría decidido romper el silencio y colaborar con autoridades judiciales, presuntamente motivada por una acumulación de afrentas personales. La principal: la evidente relación extramarital entre Enríquez y Miruvska, que incluso se ha intentado mantener fuera del foco público, pero ha sido documentada en distintos momentos.
El hecho de que este giro ocurriera precisamente durante Semana Santa no ha pasado desapercibido: ¿casualidad o mensaje? Mientras muchos hacen introspección espiritual, el entorno de Enríquez parece estar más marcado por la venganza, el enojo y el cálculo político.
Esta situación no solo refleja un escándalo personal. Muestra cómo las tensiones privadas de los aspirantes terminan infiltrándose en lo público. Porque, más allá del morbo, lo que está en juego es la credibilidad de quien se presenta como opción electoral.
Enríquez, que porta la camiseta de Morena, ha sido señalado por coquetear políticamente con otros partidos y por presuntas contradicciones éticas. Este nuevo episodio no ayuda a limpiar su imagen, especialmente si se confirma que hubo una traición interna para saldar cuentas emocionales.
Mientras tanto, la pregunta que queda en el aire es: ¿cuánto más puede exponerse el candidato antes de que su entorno termine por colapsar? Y sobre todo: ¿hasta dónde está dispuesto a llegar por mantener una narrativa que ya comienza a fracturarse desde adentro?