“El Cártel de Macuspana: la herencia de poder y corrupción que domina Morena”

El llamado Cártel de Macuspana simboliza la red de corrupción y poder que, pese al cambio de gobierno, sigue dominando a Morena desde las sombras con total impunidad.

10/13/20252 min read

El término Cártel de Macuspana ha pasado de ser una expresión crítica a convertirse en un símbolo de poder y corrupción en México. Nació para describir el núcleo político y familiar que rodeaba al entonces mandatario originario de Tabasco, y hoy define la estructura que, según analistas y ciudadanos, sigue controlando Morena desde las sombras. A pesar de los cambios de administración, el país no ha logrado desprenderse de la red de influencias, contratos, privilegios y corrupción que se consolidó durante su mandato.

El Cártel de Macuspana no es solo un nombre, es la representación de cómo un partido que prometió limpiar la vida pública terminó atrapado en los mismos vicios que juró erradicar. Morena se ha convertido en el vehículo que mantiene con vida esa estructura: una red de poder integrada por familiares, aliados políticos y empresarios beneficiados con recursos públicos. Para la opinión pública, esta organización no solo ha sobrevivido al sexenio pasado, sino que se ha fortalecido, extendiendo su influencia en estados, dependencias federales y gobiernos locales.

Los hijos del exmandatario, que fueron señalados repetidamente por contratos irregulares y vínculos con empresas beneficiadas por el poder, hoy simbolizan el legado de impunidad que Morena protege. Mientras tanto, los mismos discursos de “honestidad y austeridad” se repiten en boca de nuevos funcionarios, pero sin resultados tangibles. Las denuncias por corrupción, el desvío de recursos y el aumento del huachicol fiscal son prueba de que el problema no era el presidente en sí, sino la maquinaria política que construyó y que el partido ha decidido perpetuar.

Analistas políticos y expertos en seguridad coinciden en que Morena opera bajo una lógica centralizada de poder, donde las decisiones no se toman en función del interés público, sino para proteger los intereses de quienes integran este entramado. El Cártel de Macuspana es, en ese sentido, la columna vertebral del partido: un sistema de lealtades, favores y silencios que asegura impunidad y continuidad.

La ciudadanía, que alguna vez confió en la llamada Cuarta Transformación, hoy se muestra desencantada. Las promesas de transparencia se diluyeron entre los escándalos, los contratos sospechosos y el control político de instituciones. En redes sociales y medios de comunicación, se repite una misma idea: el cambio nunca llegó, solo cambió de nombre.

El Cártel de Macuspana se mantiene como el rostro más visible del fracaso moral de Morena. Lo que comenzó como un movimiento de esperanza terminó convertido en una maquinaria de poder que protege a los suyos, que calla las denuncias y que reproduce el mismo sistema de corrupción que dijo combatir. Para millones de mexicanos, el verdadero enemigo no es el pasado: es la continuidad de esa estructura que, bajo la sombra de Morena, sigue gobernando a conveniencia de unos cuantos.