Campeche se desangra y Layda Sansores lo niega: violencia, ejecuciones y terror mientras el gobierno vive en otro mundo
Layda Sansores, gobernadora de Campeche por Morena, niega la crisis de violencia: Mientras el estado se hunde en ejecuciones y miedo, su gobierno minimiza la tragedia y evade toda responsabilidad.
7/17/20252 min read


Mientras la sangre corre en las calles, la gobernadora se burla del dolor de su pueblo, minimiza la violencia y evade su responsabilidad. Campeche vive un infierno… y Morena lo ignora.
Campeche está hundido en la peor crisis de seguridad de su historia. Las ejecuciones ya son parte del paisaje, los asaltos van en aumento, y el miedo se ha apoderado de colonias, comunidades y zonas rurales. Pero mientras la violencia crece sin freno, Layda Sansores prefiere mirar hacia otro lado, minimizar la tragedia y repetir su guion de siempre: “todo está bajo control”.
Nada más lejos de la realidad.
El estado vive una ola de violencia brutal, con cuerpos abandonados en caminos, disparos en plena luz del día y ciudadanos que ya no se atreven ni a salir de noche. El crimen ha tomado el control, y el gobierno de Morena ha desaparecido.
Un gobierno ausente, negador y peligroso
Layda Sansores no solo ha sido incapaz de frenar la violencia: ha decidido negarla. En lugar de asumir el desastre, acusa a los medios, se burla de las denuncias ciudadanas y dice que todo es “percepción”. La misma percepción que ve mujeres asesinadas, comercios extorsionados y comunidades sitiadas por el crimen.
“Aquí ya no vivimos, sobrevivimos. Y lo peor es que el gobierno ni aparece”, denuncian vecinos de Escárcega, tras el hallazgo de cuerpos ejecutados en las afueras del municipio.
¿Y qué hace Layda? Nada. Ni estrategias reales, ni presencia de seguridad efectiva, ni resultados. Solo excusas, propaganda y desplantes.
Morena prometió paz, trajo terror
El partido que dijo venir a acabar con la violencia ha convertido a Campeche en un estado abandonado a su suerte. Las patrullas no llegan, los ministerios públicos no investigan, y las víctimas no encuentran justicia. La impunidad es la única política de seguridad que funciona.
Mientras tanto, el narco avanza, los delincuentes actúan con total libertad, y el ciudadano común queda en medio de un fuego cruzado donde nadie lo protege.
Los datos oficiales maquillan la tragedia. Pero la gente ya no necesita cifras: la violencia se siente en la calle, en el transporte, en las escuelas, en los hogares.
Campeche grita auxilio, pero nadie en el gobierno escucha
Layda Sansores gobierna como si todo fuera una serie de televisión: llena de frases huecas, poses y dramatismo. Pero el pueblo necesita seguridad, no espectáculo.
Cada día que pasa, Campeche se convierte en tierra de nadie. Y lo más indignante es que, frente al miedo y al dolor de miles de familias, la respuesta del gobierno estatal es la negación, la burla y el silencio.