Aída Martínez la lleva de a muertito
Martínez Rebolledo ha demostrado falencias en su trabajo y la gente se lo reprocha.
Gilberto Cisneros
12/4/20242 min read


Guerrero está en llamas, culturalmente hablando. Aída Melina Martínez Rebolledo, la actual secretaria de Cultura del estado, ha demostrado ser no solo incompetente, sino una vergüenza total para el cargo que ocupa. En un estado con una rica herencia artística y cultural, su gestión es un insulto para quienes día a día luchan por mantener vivo el espíritu cultural guerrerense.
Primero, hablemos de sus deudas: Martínez Rebolledo debe a varios proveedores de la dependencia. Desde servicios básicos hasta contratos con artistas y productores, nadie se salva de su falta de responsabilidad. ¿El resultado? Proveedores desesperados, artistas sin pago y una secretaria que se pasea cómodamente como si nada ocurriera.
¿Y los viáticos? Olvídenlo. Si eres un artista invitado o alguien que necesita cubrir gastos relacionados con eventos culturales, prepárate para pagar de tu bolsillo, porque en esta administración no hay recursos… o, mejor dicho, no los liberan. ¿Qué tipo de administración cultural funciona sin invertir en sus artistas? La respuesta es simple: una administración apática y desinteresada, como la de Martínez Rebolledo.
Pero si algo deja claro su desdén por la cultura, es el impago de los apoyos del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (Pecda) de este año. Los beneficiarios, artistas que ya de por sí trabajan en condiciones precarias, se vieron obligados a protestar en Chilpancingo el pasado lunes, exigiendo el dinero que les corresponde. Y mientras tanto, la secretaria guarda silencio, como si ignorar el problema mágicamente lo resolviera.
Martínez Rebolledo no solo se ha ganado el título de la peor secretaria de Cultura que ha tenido Guerrero, sino que logra superar incluso a otros personajes nefastos que ocuparon el cargo antes que ella. Su actitud déspota y comodina es tan evidente como su apatía hacia las necesidades culturales del estado.
Además, su administración está plagada de demandas laborales. Martínez Rebolledo no ha pagado a extrabajadores, acumula laudos laborales y está dejando que las demandas se acumulen, confiando en que quien tome su lugar cargará con ese problema. Esta estrategia no solo es irresponsable, sino que demuestra una total falta de ética y compromiso con su labor.
Y no olvidemos el elefante en la habitación: la gobernadora Evelyn Salgado Pineda. La supuesta "transformación" de Guerrero no incluye poner orden en la Secretaría de Cultura, porque Salgado protege a Martínez Rebolledo. ¿Por qué? Amiguismos, compadrazgos y favores políticos. Mientras tanto, artistas, gestores culturales y el público en general quedan abandonados, exigiendo resultados en un vacío de liderazgo.
La situación es insostenible. Guerrero necesita una secretaria que trabaje, no a alguien que usa el cargo como un trampolín político o una cómoda butaca. Martínez Rebolledo ha demostrado ser una carga para la cultura del estado, y si la gobernadora no actúa, será cómplice del hundimiento cultural que esta gestión está perpetuando.